La sobreestimulación

Hoy en día el tema de la estimulación temprana está muy de moda, si bien trae innumerables beneficios, la exageración y la mala aplicación perjudica. La buena estimulación es la que se hace de manera correcta, en el momento correcto y a la edad correcta. Los niños requieren de tiempo para aprehender, asimilar y poner práctica las nuevas experiencias.

Al año de edad no se debe privilegiar el aspecto de aprendizaje y conocimientos sobre las bases afectivas y emocionales, estas últimas son los pilares para formar un niño seguro de si mismo, confiado en sus capacidades y abierto a aprender.

Los niños todo el tiempo están recibiendo y registrando información, se estimulan cuando los llevan de compras, de visita a la abuela, a un amigo, etc., también viéndonos en nuestros quehaceres diarios y sobretodo con el contacto afectivo que reciben.

Algunos padres en su afán por estimular a sus pequeños los inscriben en cuanta clase de estimulación haya en el mercado, así su día está lleno de clases de deportes, música, aprestamiento, concentración, memoria, etc., y creen que aprenderá más. Se separa al niño del ambiente familiar para lo cual aún no está preparado a esta corta edad y se olvidan del desarrollo emocional del niño.

Para el año de edad las actividades extras se deben dosificar en número, tiempo y tipo de actividad, para que puedan sacar provecho de ellas, aprendiendo de dichas experiencias enriquecedoras y puedan asimilar y procesar la información que reciben, para lo cual es recomendable:
Programas de estimulación temprana: una hora a una hora y media diaria con una frecuencia de dos veces por semana.
Programas de estimulación musical, memoria, etc.: una actividad por día

Se debe tener en cuenta el momento emocional que atraviesa el pequeño, si tiene problemas para dormir o se sobresalta son síntomas de sobreestimulación y se debe restringir estas actividades de inmediato.

La televisión también es un estímulo sobre los niños, se debe tener mucho cuidado porque los programas que se emiten en los canales están dirigidos a diferentes edades y se debe supervisar que estén viendo lo que les corresponde, porque si el niño pequeño ve programas para niños mayores puede resultarles dañino, puesto que presentan imágenes violentas y rápidas para sus capacidades. Lo más seguro es colocarles videos especialmente hechos para ellos, donde las imágenes están colocadas el tiempo necesario para que el niño pueda observarlas y digerirlas.

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