Un bebé de pocos meses debe dormir en un ambiente neutro, entre 20 y 24 grados centígrados en invierno y algo más elevada en verano, entre 24 y 26. Para ello, puedes refrescar el ambiente con aire acondicionado, siempre y cuando tomes las siguientes precauciones que a continuación te mostraremos.
- Para conseguir un ambiente uniforme y que el aire se mueva por toda la casa, las puertas deben estar siempre abiertas. La ventilación que proviene de la calle cuando se deja alguna ventana entreabierta también es muy beneficiosa para evitar la ionización que se produce por el propio aparato. Una ionización excesiva puede producir alteraciones oculares, como escozor y picor, o dérmicas, como erupciones y picores.
- Procura que que cuando se salga a la calle, el cambio de temperatura no sea brusco.
- El aparato debe cumplir con las normas adecuadas de funcionamiento: humedad relativa, temperatura y velocidad del aire. Ajusta los parámetros térmicos del aparato para conseguir la condición más neutra y procura no situar a tu hijo bajo la corriente de aire frío directamente.
- Recuerda que antes y después de la temporada de uso es imprescindible realizar una limpieza de los filtros para eliminar las partículas de polvo y suciedad que se hayan depositado.
- Como el aire acondicionado reseca el aire, coloca un cuenco con agua en la habitación o un humidificador de aire frío.
- Puede emplearse por la noche, pero ten en cuenta que la temperatura baja de madrugada, por lo que una buena ventilación suele ser suficiente para mantener una temperatura más suave en el interior de las casas. Puedes poner el aire bajito antes de acostarle y apagarle unos minutos antes de meterle a la cuna para que el ambiente esté fresquito.
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