Inicio de la autonomía, una etapa de desconcierto

Un niño de dos años comienza a adquirir una autonomía y suele desconcertar a sus padres, es una etapa donde predominan las pataletas, querer estar sólo con uno o sus dos padres, caprichos, intolerancia, etc. Quedó atrás aquel bebé dócil que obedecía a las órdenes que se le imponían o pedían; ahora el niño está frente a un reto: conseguir su autonomía, para lo cual debe aprender a salir de su rutina, ser flexible, saber esperar, autocontrolarse, etc., lo cual lo llevará a cometer muchos errores en el intento y los padres son la clave para ayudarlos a triunfar.

Desde recién nacidos, los seres humanos gustan de las rutinas porque les da seguridad, debido a que las actividades rutinarias ofrecen una estructura en la vida y el niño de dos años no es una excepción, siempre preferirá que las cosas se sigan desenvolviendo como ellos tenían costumbre, y se resistirán a los cambios. Por ejemplo, puede hacerte una pataleta por el simple hecho de cambiarle las pantuflas por unas nuevas, darle un tenedor para comer en vez de la cuchara o darle galletas cuadradas en vez de galletas redondas.

Por otro lado, la necesidad de autonomía del niño hará que quiera hacer las cosas a su manera y en el momento que lo desea, así ellos quieren satisfacer su necesidad de autonomía, pero deben entender que las cosas no son como ellos quieren porque el mundo no va a girar alrededor de ellos, por lo que tendrán que ser flexibles y autocontrolarse para lograr ser tolerantes. Es aquí donde entran los padres a apoyar a sus hijos, enseñarles a balancear su necesidad de autonomía, la flexibilidad y su autocontrol.

Si tienes que cambiarle las pantuflas porque están muy viejas, involúcralo en la compra permitiendo que escoja el modelo, si se encapricha en no querer cambiar sus pantuflas retraza la compra, lleva al niño fuera de la tienda y háblale de bien que le quedan las nuevas pantuflas, que hay muchos modelos para que él escoja y que al ser nuevas no se resbalará al caminar, con la practica del día a día el niño será más tolerante aprendiendo a ser flexible. De igual forma, si el niño quiere ponerse una casaca gruesa en un día caluroso, dile que si se pone esa casaca tendrá mucho calor por lo que se cansará rápidamente y no podrá jugar mucho tiempo.

Los niños desbordan energía, y la utilizarán en las más intrépidas aventuras pero debes tener cuidado que sus actos no sean peligrosos. Treparse a una ventana, a un armario pueden ser muy peligrosos, el niño no lo verá así por lo que debes de separarlo del lugar peligroso y hablarle acerca del peligro que representa y qué le podría pasar además de proponerle otra actividad para poder sustituir la anterior. La intervención de los padres es crucial para ayudarlos a conseguir su autonomía pero de ninguna manera debe ser a tal punto que trunque la iniciativa del niño impidiéndole probar sus habilidades.

El primer día en la guardería o el jardín de infancia es otro ejemplo, generalmente el niño querrá quedarse en ese lugar, pero con mamá al lado. Nunca debes engañarlo diciéndole que te vas al baño, o salir a hurtadillas, siempre debes decirle la verdad, que te vas a trabajar y que iras a recogerlo al finalizar la jornada. Cumple siempre tus promesas, que son la base de la confianza del niño, confianza que le ayudará a ser flexible ante la rutina, en este caso, estar siempre acompañado por ti.

Cabe recalcar que las rutinas obsesivas pueden ser un síntoma de algún problema en el niño, como por ejemplo escuchar sus canciones infantiles en un mismo orden, el orden y/o limpieza excesivo sin permitir cambiar de lugar ni un solo juguete; es decir, es totalmente intolerante a cualquier cambio. La gama de problemas que pueden significar es amplísima: problemas de lenguaje, familiares y hasta neurológicos son algunos de ellos, por lo que se debe llevar a un especialista para su evaluación.

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