Enfermedades como el cólera, hepatitis A y las gastrointestinales son adquiridas por los niños cuando manipulan los alimentos y los ingieren con sus manos infectadas de bacterias; los bebés en cambio, se contagian porque se llevan todo lo que encuentran a la boca.
Lavarse las manos frecuentemente es un buen hábito y también una forma de prevenir los contagios de bacterias que se encuentran en el ambiente. Se debe lavar las manos con jabón al regresar a la casa luego de salir a la calle, después de jugar y sobre todo, antes de comer.
Durante el verano, al incrementarse el calor, las bacterias se multiplican rápidamente. El sudor es como un nido para ellas, convirtiendo las manos sucias en un hábitat perfecto para su proliferación y contagio, que es más recurrente durante esta época del año
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