Ser la conciencia de nuestros hijos

Al crecer los niños adquieren tantas habilidades y destrezas queriendo hacer de todo, en todo momento sin medir consecuencias, es comportamiento impulsivo se debe principalmente a su falta de autocontrol, que recién comenzarán a adquirir poco a poco a partir de los 3 a 4 años y de forma progresiva, logrando afianzarla en la mayoría de los casos hacia los 5 a 6 años de edad. La facilidad y rapidez con la que el niño pueda lograr dejar de ser impulsivo depende de su madurez y de su carácter.

Es de gran ayuda para los niños que sus padres o la persona que lo cuida le sirva de conciencia; guiándolo por medio de reglas, enseñarle a prever las consecuencias y reparar las malas acciones. Enseñarle al niño a comportarse, repitiendo constantemente lo correcto e incorrecto, es decir marcando límites en su comportamiento ayudarán a que el niño logre interiorizarlo y que terminen siendo parte de él.

La paciencia es la clave del éxito, si el niño es muy impulsivo, ante tus consejos se mostrará muy irritado y agresivo; y hará cosas que podrían conseguir que seas tú la que termines irritándote. Es muy difícil esta etapa, tanto así que hasta los consejos que te daremos serán difíciles de llevar, pero intentarlo ya representa algo positivo.

Un niño que tira sus juguetes porque algo no le salió bien, que salta sobre los muebles de la casa, que rompe las cosas como reflejo de su enojo puede sacar de quicio a cualquiera. Lograr mantener la calma, mantenerse firme ante la orden que les damos y hacerle ver que su reacción no está bien es nuestra consigna. Si logramos transmitir nuestra calma al niño podremos tranquilizarlo, ese momento será el adecuado para hablar con él, de lo contrario nos veríamos en la necesidad de castigarlo.

Luego de tranquilizarlo o cuando finalice el castigo, hable con el niño sin regañarlo más, motivándolo a que exprese lo que siente con palabras, el niño debe comprender que tener sentimientos de rabia, frustración, odio, etc., no significa algo malo, lo que sí es malo es su forma de expresarlo o realizando acciones destructivas.

Un ejercicio que ayuda mucho a controlarse y ser menos impulsivo es jugar a representar situaciones conflictivas del día a día (peleas, tolerancia o desacuerdos), y solucionarlas de forma adecuada por medio de la comunicación, logrando llegar a un acuerdo ante los problemas, y sobrellevando la situación de la mejor manera posible

La clave del éxito es la perseverancia, es más fácil hablarlo que hacerlo pero hablarlo ya es un inicio, no esperes que tendrás la calma suficiente todas las veces, tú también perderás los papeles en algún momento, pero se trata de dar lo mejor de sí para el bien del niño e inclusive de toda la familia.

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